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lunes, 30 de enero de 2012

Precaución señor conductor.

Buenas a todos, la experiencia que os voy a contar, narra en primera persona una aventura, vivida este pasado verano, con un final feliz, aunque no siempre sucede la mismo.

Un día como otro cualquiera, varios amigos nos decidimos a dar un paseo en busca de los últimos tunidos, pues bien no extendiéndome en los tipos  de pesca practicada, que no es la noticia, dimos con nuestra presa, tras dos horas y media de combate, conseguimos tenerlo al espejo de popa, ya dando vueltas sobre si mismo listo para embarcarlo, para mi es la maniobra mas complicada y la cual con peces de cierto porte tiene que haber manos expertas en acción, nos pusimos manos a la obra en este caso , mi alma gemela Kepa ya inverso en numerosas situaciones de este tipo, tenia la caña, yo tenia el gancho zafable, y otra persona, la cual evitare decir su nombre, (inexperto en este tipo de capturas), tenia el gancho de apoyo, siguiendo instrucciones de Kepa.

El primero en ganchear lógicamente seria yo con el zafable, y atado el cabo en una cornamusa, yo lo acercaría al barco , y con la ayuda del otro gancho de apoyo poder acabar la maniobra correctamente, sucedió todo lo contrario la otra persona con el entusiasmo de ver el animal dentro del barco lo primero que hizo fue ganchearlo, y llevarse el gancho hacia su pecho, esto con un pez de un tamaño medio vale, pero con peces de cierto tamaño, sucedió que fue al agua con gancho pez, y el copón de la baraja, mi reacción y la de Kepa fueron inmediatas, Kepa aflojo el freno al instante, yo con los guantes intente mantener la linea con tensión para evitar nudos, pero a su vez que corriera,  si a día de hoy nos dicen de repetir la operación , seguro que no actuamos igual en ese caso si, aunque nuestra primera reacción, nos quedamos sin sangre,  en cuanto vimos a nuestro amigo salir a superficie todos, respiramos, la reacción de el fue la normal por su parte subió al barco de un salto y con los nervios quería volver a ganchearlae, la mía fue la contraria, aunque suene mal, casi le mato a palos por no decir las palabras empleadas en el instante, en el momento le llame de todo, le dije que se olvidara y se metería dentro del barco, tras rearmar nos y seguir los procedimientos normales, esta vez el señor de hay arriba quiso que este pez fuera para nosotros, con un final feliz.

En nuestro caso la pesca la vemos, como compartir momentos con grandes amigos, y hay veces que esos amigos son ajenos a nuestra chaladura, o no tienen la experiencia nuestra, por ello no tienen que quedarse en tierra, sino lo hay que dejarles muy claro es que escuchen nuestras instrucciones, ya que un jornada inolvidable para ellos, nosotros, se pueda convertir en un día trágico.
solo quiero dejar dos preguntas al aire:

Que pasa si se le hace una gaza en cualquier parte del cuerpo?
Que pasa si le clava un anzuelo en cualquier parte del cuerpo?


En mi caso, yo siempre que navego en mares nuevas, practico diferentes tipos de pesca, o voy en el barco de otra persona, o voy con un compañero nuevo de pesca,  soy todo oídos, me olvido de todo lo que se, e intento aprender cosas nuevas, de esta manera casi siempre que vuelvo a casa finalizada la jornada de pesca, llevo algo nuevo para grabar en el disco duro.


Dando punto final a a esta  reflexión,  a día de hoy alguna vez nos reímos, aunque poco, cada vez tiempo que pasa menos, y cada vez menos seguro, os dejo la foto del desenlace final.




2 comentarios:

  1. Hola Aitor,
    No te falta razón, la cosa podìa haber acabado muy mal. Por aqui no hemos cogido piezas de ese porte, pero el mar toda precaución es poca.
    Un abrazo y me alegro de tener este lugar de encuentro.
    Alex

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  2. La finalidad tampoco es ponernos drásticos, pero ser conscientes de lo que es el mar, un abrazo cuídate, pronto nos veremos que iré para allí.

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